sábado, 31 de agosto de 2013

"Atrevernos a soñar"

Mucho se habla de las competencias necesarias para una eficaz y efectiva práctica docente, pero como probablemente han escuchado por ahí….”Del dicho al hecho,  hay un largo trecho” y esto porque nos resulta muy difícil salir de nuestra zona de confort. La zona de confort es un estado mental donde nos encontramos cómodos con nuestra vida actual, con nuestras aspiraciones cubiertas y sin presiones.
Tuvimos la oportunidad de ver en la magistral clase del día de hoy de “Práctica Docente”,  impartida por el Ing. Etanislao de la cruz, este video titulado “Atreverse a soñar”.



Es un excelente video donde grafica de forma muy creativa y pedagógica el porque de las personas no hacen realidad sus sueños , muestra cual es el paradigma negativo que guía a la sociedad actual , y nosotros los docentes no escapamos a esa realidad.
Me parece una definición perfecta para describir el inmovilismo que sufrimos más de uno en muchos aspectos. Probablemente en nuestra práctica docente hacemos lo de siempre porque es lo que  sabemos hacer, lo hacemos de forma tan mecánica que ni siquiera nos paramos a pensar si está bien o mal hecho, si puede haber otra forma de hacerlo más rápida, más creativa, en definitiva, “muuuuucho mejor”, solo lo hacemos por costumbre, porque se ha hecho así de toda la vida.
Permanecer en nuestra zona de confort es señal de conformismo, ignorancia, miedo, falta de confianza, falta de nuevas aspiraciones y falta de ambiciones. Debemos estar conscientes de que una vez que llegamos a nuestra zona de comodidad, podemos tomar un leve descanso, pero hay que considerar que estamos en un escalón, y que existen otros escalones que subir.El lograr una practica docente excelente no debe convertirse en una utopía para nosotros, tenemos que tener la seguridad de que podemos lograrlo solo dependerá de nuestra actitud al asumir esa enorme responsabilidad como lo es EDUCAR. Lo único que nos separa de ese logro es la mediocridad y el miedo a romper patrones, paradigmas, el miedo a lo desconocido y salir de esa zona confortable en la que nos encontramos.
Escapa de toda lógica  decir que sera cosa fácil lograrlo, pero eso no significa en modo alguno que es imposible. Estoy segura que podemos ser capaces de dejar de lado nuestra zona de confort y lanzarnos a la increíble aventura de aprender, de descubrir, de investigar.... 
No  podemos esperar resultados distintos haciendo siempre las mismas cosas y de la misma manera, por eso es importante atreverse a salir  de ahí  e ir más allá, sin prisa, pero sin pausa.
Al dejar atrás la zona de confort, experimentaremos el placer de aprender a perseguir nuestros sueños de crecer como personas.
Debemos empezar con nosotros y serviremos de catalizadores de un cambio que, aunque nos atemorice, a la larga, solo traerá satisfacciones a nuestra labor docente. Es el momento de cambiar nuestras rutinas en el aula, muchas de ellas copiadas de un modelo tradicional, obsoleto, porque aquellos que de verdad persiguen sus sueños y están dispuestos a conseguirlo , saben que para lograrlo tiene que romper con sus hábitos  enfrentarse a sus temores, y hacer cosas que jamas pensaron que se atreverían a hacer
La sociedad actual , nuestro país, nuestra ciudad, nuestras escuelas, nuestro entorno inmediato necesita de profesionales, que seamos capaces de producir cambios, sensibilizados  en la búsqueda de soluciones a diversos problemas, nutridos de conocimientos propios, de una excelente práctica docente y fundamentalmente, comprometidos con la carrera que hemos escogido. Estamos  obligados  a reflexionar sobre nuestra propia práctica en el aula, que es única, irrepetible y legitima, de forma tal que podamos mejorarla todos los días, introducir nuevas estrategias o cambiarlas si fuese necesario, perfeccionar nuestro discurso y prioritariamente interesarnos en que todo el proceso de enseñanza- aprendizaje sea verdaderamente significativo,  porque así mejoraremos nosotros, mejorará la educación y mejorará seguramente nuestra sociedad, nuestro país.
                                                                                                                        Arq. Ana Lidia Peña


viernes, 30 de agosto de 2013

Una realidad!!!

Ensayo “Hacia una nueva figura del docente universitario”

En nuestra materia "Procesos Académicos" impartida por el Ing. Etanislao De la Cruz. Msc. , para la maestría de Gestión Académica de UCATECI , se nos asigno realizáramos un ensayo a partir de la lectura del articulo elaborado por la señora Lourdes Caudillo Zambrano publicado en l;a revista DIDAC  , titulado  “La competencia del profesor universitario”, y lo comparto con ustedes.



“Hacia una nueva figura del docente  universitario”
                                                             Arq. Ana Lidia pena


Introducción:
Actualmente escuchamos con insistencia sobre las competencias a desarrollar por los docentes, para muchos quizás resulte novedoso, sin embargo para muchos ya resulta un tema familiar que ayuda a orientar nuestra función hacia la formación integral del alumnado y al logro de la calidad de la educación.
Está claro que estamos ante una figura docente que a partir de los factores de competencias, debe encontrar un punto de partida para adquirir concreción a partir de la particularidad  que pueda impregnarle a  su quehacer profesional.

Desarrollo:
A raíz de numerosas investigaciones realizadas por diferentes autores, nos  encontramos con numerosas características que identifican un docente eficaz y que impactan el aprendizaje de sus alumnos definiendo la docencia como competente y de calidad.
Cuando un docente es competente puede enfrentar cualquier situación que se le presente en su quehacer diario, buscando las estrategias y herramientas adecuadas para poder solucionarla. Las competencias docentes implican la interrelación teórica y la práctica de lo aprendido. Pero el conocer estas competencias significa en modo alguno que tengamos a la mano la receta para lograr una docencia de calidad.
Saber que muchas de estas investigaciones tienen puntos en común como lo cita Lourdes Caudillo en su artículo ‘La competencia del profesor universitario:
Los datos proporcionados por los autores citados son suficientes para notar la aparición insistente de algunas características contenidas en una docencia eficaz: el dominio de la materia, el modo en que el profesor organiza el curso y cada una de las clases, la comunicación con los alumnos, el entusiasmo o motivación del profesor y las altas expectativas sobre los estudiantes, entre otras, por lo que sin duda todas ellas son características deseables y favorecedoras de una enseñanza de calidad”( DIDAC, Desafíos para el profesorado del siglo XX1, pág. 28)

 No nos asegura que ya tenemos la garantía de que pueda funcionar igual para todos.

Más que conocerlas, hace falta adquirirlas y para esto es necesario tener la formación pedagógica adecuada.
Entendiendo que formarse pedagógicamente no sólo es necesario, forma parte de la ética profesional: ese compromiso que asumimos con nuestros estudiantes y con nosotros mismos para activar todos los recursos que estén en nuestra mano para mejorar su formación.
En síntesis, la calidad y equidad que tanto requiere la educación universitaria, en especial la de nuestro país, República Dominicana  apela a una formación idónea, que considere el dominio de competencias indispensables para el desempeño satisfactorio en ambientes profesionales sometidos a cambios permanentes, altamente exigentes y competitivos.
Estas competencias necesarias abordan por ejemplo las áreas de creatividad, preparación para el trabajo autónomo, espíritu emprendedor, flexibilidad ante situaciones emergentes, la actualización permanente, capacidad de trabajo en equipo, habilidades para comunicarse efectivamente, entre otras.
 Así también, estas competencias se exigen de parte de los formadores, quienes tienen a cargo dirigir los procesos de enseñanza-aprendizaje y son los actores educativos que deben demostrar un desempeño acorde a lo exigido a sus alumnos.

Estudiar y adquirir las competencias de comunicación efectiva, relaciones humanas de calidad y el auto-desarrollo está al alcance de todos.

 Existen en todas las ciudades organizaciones de capacitación que continuamente ofrecen estos cursos a todo el público y, además, en todas las librerías de prestigio encontramos libros desde sencillos hasta verdaderos tratados sobre estas competencias.

Como vemos,  información no es lo que falta. Desde luego que el docente debe estar alerta para interpretar y realizar los ajustes necesarios a estos temas que están pensados y elaborados para el medio laboral, empresarial, industrial, etc., pero que con un poco de imaginación y mucho de entusiasmo podrá convertir estos contenidos al ambiente de la educación que demandan estos tiempos.

Y si algo faltara, aún nos queda el Internet lleno de artículos, opiniones, experiencias, etc., que, una vez que estamos en esta dimensión de formación de competencias en la docencia, entramos a un ritmo de asimilación y aplicación práctica que nos permite imprimir un sello de aprendizaje dinámico a nuestros alumnos.

Estoy muy de acuerdo con lo señalado por Lourdes Caudillo en su artículo donde concluye que:

No se trata de que los profesores realicen mecánicamente cada una de estas tareas ni que renuncien a lo que originalmente son o se comporten como no son, de modo artificial.

Se trata de que la originalidad del docente, a partir de una observación sistemática, apasionada e insistente sobre el aprendizaje de sus alumnos, encuentre en estos factores de competencia un punto de partida firme, un cauce que le ayude a configurar su capacidad expresiva y creativa para que no se pierda en impulsos aislados.” (DIDAC, Desafíos para el profesorado del siglo XX1, pág. 28)

Es conocer esas competencias, adquirirlas y ponerle nuestro toque personal, nuestra creatividad, percibir las posibilidades que se nos ofrece de descubrirlas  desde nuestra experiencia al observarnos a nosotros mismos y a nuestros alumnos en acción.

“La competencia docente descrita en las investigaciones adquiere concreción a partir de la voz y el acento particular de cada profesor, de su temperamento, energía creativa y responsabilidad, transformada en una auténtica herramienta eficaz de aprendizaje, capaz de implicar al estudiante universitario en su propia formación profesional.” (DIDAC, Desafíos para el profesorado del siglo XX1, pág. 29)

Conclusión:
El docente debe atender sus propias debilidades, comenzar a razonar y comprender el papel que debe asumir en la escuela de hoy; y aprovechar ese rol para el desarrollo de verdaderos ciudadanos que representen una visión de futuro basándose en el análisis crítico de la realidad social.
Se debe reflexionar, si seguir como profesores deficientes o dar pie a la inserción de nuevas competencias, considerando que es todo un proceso, pero que vale la pena, para así formar estudiantes con una mejor calidad de educación. 
Es convertir nuestro estilo de docencia y comenzar a hablar de una nueva figura docente. La educación superior de hoy día lo exige.
Es asumir el compromiso de no ser uno más del montón y marcar la diferencia conociendo y adquiriendo las nuevas competencias docentes y aplicándolas, poniéndoles nuestro único y particular sello personal para de esa forma ser parte de esas nuevas figuras docentes universitarias que demandan nuestros tiempos.


Bibliografía:
  
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REVISTA DIDAC, Desafíos para el profesorado del sigloXX1, Art. “La competencia del profesor universitario”, Lourdes Caudillo Zambrano.