viernes, 30 de agosto de 2013

Ensayo “Hacia una nueva figura del docente universitario”

En nuestra materia "Procesos Académicos" impartida por el Ing. Etanislao De la Cruz. Msc. , para la maestría de Gestión Académica de UCATECI , se nos asigno realizáramos un ensayo a partir de la lectura del articulo elaborado por la señora Lourdes Caudillo Zambrano publicado en l;a revista DIDAC  , titulado  “La competencia del profesor universitario”, y lo comparto con ustedes.



“Hacia una nueva figura del docente  universitario”
                                                             Arq. Ana Lidia pena


Introducción:
Actualmente escuchamos con insistencia sobre las competencias a desarrollar por los docentes, para muchos quizás resulte novedoso, sin embargo para muchos ya resulta un tema familiar que ayuda a orientar nuestra función hacia la formación integral del alumnado y al logro de la calidad de la educación.
Está claro que estamos ante una figura docente que a partir de los factores de competencias, debe encontrar un punto de partida para adquirir concreción a partir de la particularidad  que pueda impregnarle a  su quehacer profesional.

Desarrollo:
A raíz de numerosas investigaciones realizadas por diferentes autores, nos  encontramos con numerosas características que identifican un docente eficaz y que impactan el aprendizaje de sus alumnos definiendo la docencia como competente y de calidad.
Cuando un docente es competente puede enfrentar cualquier situación que se le presente en su quehacer diario, buscando las estrategias y herramientas adecuadas para poder solucionarla. Las competencias docentes implican la interrelación teórica y la práctica de lo aprendido. Pero el conocer estas competencias significa en modo alguno que tengamos a la mano la receta para lograr una docencia de calidad.
Saber que muchas de estas investigaciones tienen puntos en común como lo cita Lourdes Caudillo en su artículo ‘La competencia del profesor universitario:
Los datos proporcionados por los autores citados son suficientes para notar la aparición insistente de algunas características contenidas en una docencia eficaz: el dominio de la materia, el modo en que el profesor organiza el curso y cada una de las clases, la comunicación con los alumnos, el entusiasmo o motivación del profesor y las altas expectativas sobre los estudiantes, entre otras, por lo que sin duda todas ellas son características deseables y favorecedoras de una enseñanza de calidad”( DIDAC, Desafíos para el profesorado del siglo XX1, pág. 28)

 No nos asegura que ya tenemos la garantía de que pueda funcionar igual para todos.

Más que conocerlas, hace falta adquirirlas y para esto es necesario tener la formación pedagógica adecuada.
Entendiendo que formarse pedagógicamente no sólo es necesario, forma parte de la ética profesional: ese compromiso que asumimos con nuestros estudiantes y con nosotros mismos para activar todos los recursos que estén en nuestra mano para mejorar su formación.
En síntesis, la calidad y equidad que tanto requiere la educación universitaria, en especial la de nuestro país, República Dominicana  apela a una formación idónea, que considere el dominio de competencias indispensables para el desempeño satisfactorio en ambientes profesionales sometidos a cambios permanentes, altamente exigentes y competitivos.
Estas competencias necesarias abordan por ejemplo las áreas de creatividad, preparación para el trabajo autónomo, espíritu emprendedor, flexibilidad ante situaciones emergentes, la actualización permanente, capacidad de trabajo en equipo, habilidades para comunicarse efectivamente, entre otras.
 Así también, estas competencias se exigen de parte de los formadores, quienes tienen a cargo dirigir los procesos de enseñanza-aprendizaje y son los actores educativos que deben demostrar un desempeño acorde a lo exigido a sus alumnos.

Estudiar y adquirir las competencias de comunicación efectiva, relaciones humanas de calidad y el auto-desarrollo está al alcance de todos.

 Existen en todas las ciudades organizaciones de capacitación que continuamente ofrecen estos cursos a todo el público y, además, en todas las librerías de prestigio encontramos libros desde sencillos hasta verdaderos tratados sobre estas competencias.

Como vemos,  información no es lo que falta. Desde luego que el docente debe estar alerta para interpretar y realizar los ajustes necesarios a estos temas que están pensados y elaborados para el medio laboral, empresarial, industrial, etc., pero que con un poco de imaginación y mucho de entusiasmo podrá convertir estos contenidos al ambiente de la educación que demandan estos tiempos.

Y si algo faltara, aún nos queda el Internet lleno de artículos, opiniones, experiencias, etc., que, una vez que estamos en esta dimensión de formación de competencias en la docencia, entramos a un ritmo de asimilación y aplicación práctica que nos permite imprimir un sello de aprendizaje dinámico a nuestros alumnos.

Estoy muy de acuerdo con lo señalado por Lourdes Caudillo en su artículo donde concluye que:

No se trata de que los profesores realicen mecánicamente cada una de estas tareas ni que renuncien a lo que originalmente son o se comporten como no son, de modo artificial.

Se trata de que la originalidad del docente, a partir de una observación sistemática, apasionada e insistente sobre el aprendizaje de sus alumnos, encuentre en estos factores de competencia un punto de partida firme, un cauce que le ayude a configurar su capacidad expresiva y creativa para que no se pierda en impulsos aislados.” (DIDAC, Desafíos para el profesorado del siglo XX1, pág. 28)

Es conocer esas competencias, adquirirlas y ponerle nuestro toque personal, nuestra creatividad, percibir las posibilidades que se nos ofrece de descubrirlas  desde nuestra experiencia al observarnos a nosotros mismos y a nuestros alumnos en acción.

“La competencia docente descrita en las investigaciones adquiere concreción a partir de la voz y el acento particular de cada profesor, de su temperamento, energía creativa y responsabilidad, transformada en una auténtica herramienta eficaz de aprendizaje, capaz de implicar al estudiante universitario en su propia formación profesional.” (DIDAC, Desafíos para el profesorado del siglo XX1, pág. 29)

Conclusión:
El docente debe atender sus propias debilidades, comenzar a razonar y comprender el papel que debe asumir en la escuela de hoy; y aprovechar ese rol para el desarrollo de verdaderos ciudadanos que representen una visión de futuro basándose en el análisis crítico de la realidad social.
Se debe reflexionar, si seguir como profesores deficientes o dar pie a la inserción de nuevas competencias, considerando que es todo un proceso, pero que vale la pena, para así formar estudiantes con una mejor calidad de educación. 
Es convertir nuestro estilo de docencia y comenzar a hablar de una nueva figura docente. La educación superior de hoy día lo exige.
Es asumir el compromiso de no ser uno más del montón y marcar la diferencia conociendo y adquiriendo las nuevas competencias docentes y aplicándolas, poniéndoles nuestro único y particular sello personal para de esa forma ser parte de esas nuevas figuras docentes universitarias que demandan nuestros tiempos.


Bibliografía:
  
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REVISTA DIDAC, Desafíos para el profesorado del sigloXX1, Art. “La competencia del profesor universitario”, Lourdes Caudillo Zambrano.



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